viernes, 31 de octubre de 2014

SIN NOTICIAS DE LA INNOVACIÓN






Des­pués de tan­tas pre­fe­ren­tes, ladri­llo oxi­dado, aero­puer­tos mar­cia­nos, tar­je­tas opa­cas y juz­ga­dos de guar­dia que no dan de sí con tanto corrupto, uno se pre­gunta: ¿y qué fue de la Innovación?
La Inno­va­ción fue como la can­ción del verano, como un otoño sin flor, como un sacris­tán sin poli­llas, un bar sin tor­ti­llas, en fin, un océano sin mar. La Inno­va­ción lo fue todo y no fue nada.
¿Y por qué?
Por que no podía ser de otra forma y manera. No hubo con­vic­ción aun­que sí mucha eru­di­ción. No hubo volun­tad aun­que sí mucha música y cele­bra­ción. Acabó con­vir­tién­dose en el soni­quete pre­fe­rido de polí­ti­cos y con­se­je­ros, minis­tros y pre­si­den­tes. Era peor que una pesa­di­lla en Elm Street. Conec­ta­bas la radio y allí estaba, dor­mi­ta­bas frente al plasma y allí te la encon­tra­bas, repos­ta­bas gaso­lina y te entraba por los ojos aque­llo de “inno­va­mos para ti”, ya no com­pra­bas deter­gente, ahora era power – inno­va­tion, hasta el cura de mi pue­blo inno­vaba dando la misa con la tablet  de la man­zana del pecado.
De repente, un día, todo aque­llo cesó como si de una tor­menta de verano se hubiera tra­tado. Ya no había cele­bra­cio­nes, ni dinero a fondo per­dido. Sólo había incer­ti­dum­bre, miedo y pará­li­sis. Y siguiendo las ense­ñan­zas de Santa Teresa, en tiem­pos de tri­bu­la­ción, mejor no hacer mudan­zas aun­que muchos tuvie­ron que hacerla a fuerza de desahu­cios, eres y demás desgracias.
Hubo un intento de repe­tir la jugada aun­que cam­biando de estre­lla, tras­pa­sa­mos a la inno­va­ción y ficha­mos al empren­di­miento, pero aque­llo fue un bluf, ni mar­caba, ni cen­traba aun­que tam­poco podía hacer mucho más por­que por no haber, no había ni para un triste balón de plástico.
¿Y ahora qué?
Ahí esta­mos, poco a poco, “ya sabes peleando” le dice uno a otro. Vamos recu­pe­rando la espe­ranza aun­que con­ti­nua­mos el duelo y toda­vía nos dan cuchi­lla­das a trai­ción cada vez que apa­rece un bár­ce­nas o un blesa. Los ciclos son lar­gos pero la humi­lla­ción lo es aún más.
Exis­ten héroes, per­so­nas y orga­ni­za­cio­nes que desde el pri­mer momento cre­ye­ron y quien cree, crea. Inno­va­ron frente a viento y marea, incluso sin acu­dir a con­curso público, sub­ven­ción, fondo euro­peo o jamai­cano. Inno­va­ron por­que tenían la cer­teza de que era el mejor camino hacia el futuro. Curio­sa­mente, en su gran mayo­ría han sobre­vi­vido frente a otros que ponían una wifi en sus loca­les y anun­cia­ban orgu­llo­sos su inno­va­dora revo­lu­ción. Con­ti­núan inno­vando, incre­men­tal o radi­cal­mente, sen­ta­dos o en cucli­llas, no desis­ten por­que ya es parte de su ADN y por­que no entien­den el futuro de su empresa de otra forma. Como diría el otro: ¡ole sus huevos!
Recuerdo una tarde de otoño tomando un café en la taberna de un pequeño pue­blo del Goie­rri. Frente a mi se sen­taba uno de los gran­des gurús de la eco­no­mía vasca que había ter­mi­nado sus días al ser­vi­cio de la gran fiesta de la inno­va­ción gas­tando cuar­tos a dies­tro y sinies­tro. ¿Por qué hemos fra­ca­sado?, pre­guntó.  Por­que no habéis tenido en cuenta la regla básica de la Inno­va­ción. ¿Qué es?, vol­vió a pre­gun­tar extra­ñado. Crear valor le con­testé. Voso­tros sólo habéis gene­rado expec­ta­ción, rematé.
Es posi­ble que regrese la Inno­va­ción, pero estoy seguro de que lo hará bajo otro nom­bre y con­di­ción. Pero no debe­mos preo­cu­par­nos por­que aque­llo que Schum­pe­ter bau­tizó, no era sino un remake de algo tan anti­guo como la curio­si­dad y la nece­si­dad del hom­bre por progresar.
Por si no lo sabían, la pala­bra Inno­va­ción tuvo con­no­ta­cio­nes nega­ti­vas. En el siglo XVII el voca­blo equi­va­lía en Ingla­te­rra a peli­gro, situa­ción com­pro­me­tida y ame­na­zante. En el fondo lo es por­que la Inno­va­ción nos pone en la dis­yun­tiva de con­ti­nuar como esta­mos o bus­car nue­vos horizontes.
No lo duden, regresará.

martes, 28 de octubre de 2014

MENOS BOBADAS Y MÁS TALENTO




Realmente, ¿es tan importante el talento?

Aparentemente, así lo parece. Introduzca “talento” en su buscador y se nos ofrecerán 89 millones de entradas. Si además introducimos “talent”, la cifra asciende a 148 millones. Si realizamos la misma operación en Ted, podremos visionar 69 presentaciones, cifra nada despreciable.

Pero, realmente, ¿es tan importante el talento?

Hemos rastreado las webs corporativas de las grandes empresas españolas y un 86% de ellas hablan del Talento aunque también lo hacen de la Innovación, la Creatividad y el valor del Conocimiento. Investigando más a fondo, de ese 86%, tan sólo un 21% parecen tener un espacio asentado de gestión del talento en su estructura corporativa. De este 21%, tan sólo un 6% parece trascender del concepto vip del talento y trabajándolo desde una perspectiva corporativa.


Y entonces, ¿realmente es importante el talento?


miércoles, 15 de octubre de 2014

CAVIAR BELUGA Y CASTAÑAS DE VILLAZORRILLOS



¿Recuerdan aquello de “este chico ha nacido con talento especial”?
Si aceptamos esta interpretación determinista de las cosas, no queda otra que la resignación: se nace con talento o se pace. No habría más que hablar.
Si por el contrario, aceptamos que hay posibilidad de aprender, mejorar y progresar, evidentemente la cosa comienza a cambiar y además, entraría en juego otro término que también se nos resiste: competencias.
El término “talento” merecería estar en el imaginario de Lovecraft o Poe, es tan etéreo, mágico, oculto y, en definitiva, escapista que sobre él se han escrito ríos y se escribirán océanos de tinta sin que lleguemos a ponernos de acuerdo. ¿Quieren un símil? Aquí lo tienen: “calidad de vida”. ¿Qué similitud existe entre la calidad de vida de un eremita y la de una estrella del rock? Pero ambos están convencidos de tener calidad de vida aunque no vivan en Camberra.
Desde una perspectiva práctica que no cínica, hay que entender el talento, al menos a nivel de empresa, de alguna manera. Y con algo de cinismo diría que si esa interpretación deriva en valor y progreso, qué más quiere…



lunes, 13 de octubre de 2014

EL TALENTO DE RINCONETE Y CORTADILLO




Vivimos tiempos en los que el significado y la construcción de conocimiento pasa por una de sus horas más bajas aunque aparentemente la exposición al desbordamiento tecnológico debiera haber producido el efecto contrario. Sin embargo, nunca antes había sido tan sencillo desvirtuar la realidad y además hacerlo de forma totalmente convincente para aquellos que supuestamente somos protagonistas de la misma.
En estos tiempos, las palabras pierden su significado y precisión semántica para convertirse en simples argucias y retruécanos retóricos. “Hay muchos que siendo pobres merecen ser ricos, y los hay que siendo ricos merecen ser pobres” decía Quevedo. Ahora podríamos decir que “hay muchos que siendo inteligentes merecen demostrarlo, y los hay que siendo tontos merecen decirles que ya lo han demostrado”.
El término Gestión del Talento, sin llegar a ser trending topic, alcanzó cierta popularidad al igual que aquel otro de Gestión del Conocimiento aunque, por supuesto, sin llegar a los grados desbocados de la Innovación  y toda la parafernalia de grandes dones, bendiciones y beneficios que estaba llamada a generar. Después llegó Lehman Brothers, el outlet del ladrillo, Rinconete y Cortadillo y el enigma de las tarjetas opacas, el milagro de los peces y panes en tropecientos mil ayuntamientos y todas esas cosas que nos han convertido en un país de humillados. Y la pregunta que algunos nos hacemos es: ¿dónde quedó el Talento y el Conocimiento? Por la Innovación y el famoso Emprendimiento ni preguntamos.
Si hay que hacer caso al sentido común que nos dice que el talento reside en las personas, entonces tenemos cinco millones de talentos en standby y mas de quince millones sufriendo las desigualdades del talento.

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lunes, 6 de octubre de 2014

EXPLORANDO EL TALENTO




Necesitamos un plan para el Talento en la empresa…
Esta era la propuesta de mi colega Josep Capell en su último post en Tales y comenzaba a desarrollarla a partir de una serie de cuestiones que consideraba ineludibles:

Hoy quisiera profundizar en las dos primeras cuestiones:

      ¿Qué áreas y procesos son estratégicos en la empresa?

      ¿Qué habilidades son estratégicas en cada una de ellas?

El Talento no tiene sentido sin la generación de valor y, en consecuencia, debemos comenzar por determinar cuáles son los nichos operativos del Talento en la empresa y como debe manifestarse, es decir, cuál es el conjunto de habilidades – competencias que deben ponerse en juego. En definitiva, antes que nada, es necesario desarrollar la cartografía de la empresa en lo que a talento y valor se refiere. Este Mapping se estructura en torno a dos grandes representaciones: el Mapa de Valor y el Mapa del Talento.


El Mapa de Valor es la representación gráfica de todas y cada una de las áreas estratégicas en la empresa así como el conjunto de procesos y actividades que se desarrollan en cada una de ellas.



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