martes, 26 de junio de 2012

EL SIMCA DE LOS RRHH




El crecimiento descontrolado siempre acaba conduciendo a la aparición de factores limitadores que atenúan los logros y acaban convirtiéndose en elementos desestabilizadores del sistema.
Esta afirmación podría ser propia de un escenario macroeconómico, pero es perfectamente aplicable a contextos más específicos de la actividad humana. De hecho, encaja a la perfección en el histórico de desarrollo de los denominados Recursos Humanos de la empresa.
El origen del descontrol podemos encontrarlo en la creciente indefinición del término aunque, de hecho, esto no es nada nuevo, sino más bien un pecado de origen que no se ha acabado de digerir. Los “recursos humanos” pueden entenderse como el trabajo que aportan el conjunto de personas de una empresa, pero también se refiere a una pieza específica del aparato de gestión, especializada en la selección, contratación, formación y todas esas cosas que acostumbramos a denominar eufemísticamente “planificación de personal” y de forma más cañí “planificación del personal”, tanto monta Isabel como Fernando.
Vistas así las cosas, un responsable de RRHH podría pasar por algo así como el Defensor del Pueblo de la empresa. Sin embargo, la realidad acaba siendo más cruda a la sombra de otras funciones añadidas como la gestión de nominas o las relaciones con los agentes sindicales que acaban convirtiendo al citado responsable en el “simca” de la empresa, haciendo referencia al mítico y desaparecido vehículo francés y que, por si no lo saben, no es otra cosa que el acrónimo de esa espontánea expresión que dice: “simpático, pero cabrón”.
Por si no fuera poco, los Recursos Humanos han continuado creciendo en su acumulación de funciones a un ritmo exponencial en los últimos años. La Gestión del Conocimiento más allá de lo meramente tecnológico, la potenciación y retención del Talento, el Coaching, las habilidades de Liderazgo, el Emprendimiento Interno y otro buen montón de cosas que nos han caído después de descubrir que, en el fondo, sin las personas el invento no funciona.
Quien me lea y de paso sea responsable de RRHH  de los nuevos tiempos, podrá dar fe del infortunio que acompaña a este crecimiento sin fin. Las nuevas responsabilidades deben ser gestionadas dentro del antiguo marco operativo, las iniciativas desarrolladas a su sombra casi nunca acaban de convencer a los colegas del staff directivo que hasta llegan a plantear solapamiento e intrusismo, la promoción de las bondades del  Emprendimiento Interno no acaban de encajar con las negociaciones periódicas del convenio, la Gestión del Conocimiento más que una oportunidad, se percibe como una amenaza y suma y sigue. En definitiva, es como si metiéramos una pantalla de 60 pulgadas en el estrecho espacio de un armario ropero y pretendiéramos contemplar cómodamente Los Diez Mandamientos en versión extendida, en  compañía de la colega y con un buen perolo de palomitas. Simplemente no funciona.
El Simca es la definición de la indefinición. Un astronauta sin planeta, una Maripili sin Carolina Herrera, un chorizo sin caja de ahorros, un obispo sin conferencia, en fin un españolito sin elección. Y la cosa no se arregla aterciopelando las aristas que eso ya se probó con Prim cuando aquello de que “no se administran recursos o personas, sino con las personas…”
Llegados a este punto, el futuro cercano de los RRHH parece presentar pocas alternativas de supervivencia, al menos tal como lo conocemos hasta ahora. Una de dos, o se acaba convirtiendo en una súper dirección adjunta a la alta gerencia por su alta implicación en el alineamiento estratégico o se convierte en afortunada victima de un cisma radical que vea nacer dos nuevas áreas de gestión, una dedicada a la gestión del entorno colateral que acompaña a toda persona que trabaja en una empresa y otra, quizás la más importante y valiosa, consagrada a convertir de una vez por todas a las personas en el alma de la empresa.
Hasta que esto ocurra, estaremos mareando la perdiz y de paso “al personal” del Consejo Plebeyo de la Empresa (léase enlaces sindicales) que no sabrán si tienen en frente a Santa Eutiquiana de los borreguitos o al mismísimo Hugo Chávez camuflado de mojito soriano.
El extraño ser humano tiene la mala costumbre de clasificar todo lo que se le presenta hasta límites insospechados. Reingeniería, Innovación, Investigación y Desarrollo…, alineamiento de inteligencias en busca de cambio y progreso para la empresa. Conocimiento, Inteligencias, Habilidades, Talento, Emprendimiento: persona desarrollándose personal y profesionalmente.
Lo malo de todo esto es que si las cosas van por el buen camino, desaparecerá la entrañable figura del Simca como desaparecerán los huevos con chorizo, los atardeceres de verano, la viejecita que vende hecatombes, esquelas y milagros en el quiosco de la esquina y, si me apuran, hasta la siesta de los domingos. Pero siempre nos quedarán las personas…

viernes, 22 de junio de 2012

IDEMIND



Rara vez hablo de mi trabajo en este blog, pero la ocasión lo merece.
El próximo mes de septiembre estará operativo IDEMIND un procedimiento integral para la generación y gestión de ideas, oportunidades y resolución de problemas.
IDEMIND es el resultado de veinte años de investigación y, sobre todo, experimentación de campo en un buen número de empresas en las distintas expresiones del cambio: reingeniería de procesos, innovación y emprendimiento.
IDEMIND combina tres grandes procedimientos de gestión de conocimiento con alto componente visual: MINDMAP - CONCEPT MAP - INFOGRAFÍA. El resultado es una herramienta versátil, fácil de interiorizar pero potente en sus resultados.
En fin, una pequeña maravilla.

lunes, 18 de junio de 2012

DIEZ EVIDENCIAS


PRIMERA EVIDENCIA

Grecia no se merece esto, pero Alemania en particular y Europa en general sabían muy bien a quien invitaban a la fiesta cuando pasó a ser miembro de pleno derecho de la UE en 1981 y de la Unión Monetaria y Económica en 2001.

SEGUNDA EVIDENCIA

Las instituciones europeas han llegado a su máximo nivel de descredito en términos de autonomía y capacidad de decisión. Si Europa continua, no podrá hacerlo con el modelo institucional actual.

TERCERA EVIDENCIA

El Banco Central Europeo nació con un solo objetivo: mantener la estabilidad de los precios en la zona euro. Pero no ha sabido adaptarse a las necesidades estratégicas de cada momento haciendo una pírrica defensa de lo indefendible.

CUARTA EVIDENCIA

El Banco Central Europeo ha contribuido y potenciado la especulación: presta dinero a los bancos a bajo interés para que estos compren deuda pública a alto interés.

QUINTA EVIDENCIA

La Europa Laboral no existe, los flujos de trabajo en el espacio europeo son papel mojado. Las diferencias en términos de competitividad no sólo existen, sino que son escandalosamente inasumibles. El Norte y el Sur continua siendo un hecho más allá de los tópicos a lo que hay que añadir el Este que no sabemos dónde debe ser ubicado.

SEXTA EVIDENCIA

Es fácil achacar todos los males a la corrupción y el mal gobierno de los países del Sur, pero no se hubieran producido en el marco de una Europa realmente integrada y regulada aunque no hubiera sido tan atractiva para el negocio fácil.

SEPTIMA EVIDENCIA

Se habla de rescates, austeridad vigilada y mano dura, pero nadie quiere saber quiénes han sido los culpables, quiénes deben rendir cuentas , quiénes deben acabar en los tribunales y quiénes deben abandonar sus privilegios. ¿Será que son todos los mismos?

OCTAVA EVIDENCIA

En los últimos veinte años, España ha sido el paraíso de los próceres. Felipe González descubrió que había buena vida más allá de Pez Volador, Jose María Aznar tuvo una visión en el camino de Bagdad, Zapatero fue una cenicienta que creyó en las fábulas de Samaniego y, finalmente, Rajoy es el último que paga. ¿Qué van a hacer los indios si los jefes le dan al agua de fuego?

NOVENA EVIDENCIA

La prueba definitiva del fracaso europeo la constituyen sus ciudadanos, incapaces de sentirse europeos más allá de la indignación y el miedo.

DECIMA EVIDENCIA

Alemania va camino de conducirnos por tercera vez en los últimos cien años  al desastre por su rigidez luterana a la hora de gestionar las crisis y medir las consecuencias de sus errores de calculo.

miércoles, 13 de junio de 2012

DEPARTAMENTO DE RECURSOS HUMANOIDES - RRHH


La Economía, pese a gozar del status de “ciencia”, acumula el mayor número de preconceptos, falacias y leyendas que se puedan encontrar en el universo científico. Quizás la explicación haya que encontrarla en su denominación exacta: Ciencia Social y, en consecuencia, sometida a los arbitrios de la libertad de elección, coacción, miedo e incertidumbre, codicia y hasta estupidez que caracteriza el comportamiento humano.
Quizás uno de los conceptos clave de la economía clásica de mercado haya sido el del “trabajo”, afinado por el señor Carlos Marx con su aportación de la “fuerza de trabajo” y posteriormente refinado por Engels. Como ya se sabe, esta precisión acabó derivando en la materialización de un escenario desigual, presidido por la plusvalía, el plusproducto, el binomio irreconciliable obrero – capitalista y  todo lo que sigue. Sin embargo, la interpretación del concepto “trabajo” ha acabado pasando factura en nuestros días, tiempos en los que cuestionamos el sagrado principio de la división del trabajo y reconocemos la universalidad del talento y el valor real del conocimiento.
Pese a que Don Carlos definió la fuerza de trabajo como la capacidad de realizar una actividad laboral, “física o intelectual”, su atención se centró fundamentalmente en el trabajo físico identificándolo de paso con aquel que acostumbra a realizar el proletario, después obrero, posteriormente operario y finalmente, hoy en día, “persona”. De resultas de todo lo cual, hoy es difícil hablar genéricamente de “personas” en la empresa sin que más de uno arquee las cejas y esboce una torva sonrisa compresiva y, en consecuencia, displicente.
Fijémonos, por ejemplo, en una de las distintas versiones de generación de valor a través del cambio estratégico: la innovación. Aunque el discurso abogue por la universalidad de áreas de intervención y protagonistas del cambio, la realidad en más del 80% de las ocasiones demuestra que es un paraíso vedado para todo aquel que no exhiba, al menos, una titulación académica superior. La innovación en lo que a su generación se refiere, asienta sus cuarteles lejos de las tareas productivas directas  y tan sólo se dirige a ellas cuando de materializar algunas de las ideas se trata. En el mejor de los casos, admitimos una participación en bruto que se traduce en la oportunidad de sugerir ideas aunque, en muchas ocasiones, lo que aparecen son quejas y reclamaciones que acaban por enfriar la voluntad democrática original. Sin embargo, no es que el operario sea malvado o quejica por naturaleza. Las más de las veces, no se le ha explicado qué se pretende, por qué se le pregunta y, menos aún, para qué se les necesita. No, no crean, no exagero demasiado.
Corren ríos de tinta y grafismos virtuales en torno al Talento, el Conocimiento, el Capital Intelectual, el Intangible y las manzanas de Normandía que, en realidad, son de Asturias, como todas las cosas buenas. Sin embargo, este optimismo desatado no se corresponde con la identificación de los protagonistas a pie de obra. Hablamos de los Trabajadores del Conocimiento y nos olvidamos del operario que realiza los recuentos en el almacén, alabamos las excelencias del Talento y apenas si recordamos al responsable del mantenimiento preventivo de la línea de producción, nos dejamos mecer por las excelencias del gran capital intangible de la empresa y apenas si contamos con las “personas” que trasiegan en la plataforma logística.
Una vez más, equivocamos el camino.
Una vez más, hablamos del Señor Director, Don Ingeniero de Sistemas y Fulanito el de la tuerca mientras nos admiramos de la gran eficacia germana, la envidiable capacidad creativa californiana o la mente abierta de suecos y finlandeses. El matiz radica en que aquí hay diez o doce señores por empresa, doscientos “don” y un montón de fulanitos que, además, cada día se creen menos  lo que dicen “los de por ahí arriba”. En Alemania, por ejemplo, hasta el último fulano es señor y, sobre todo, se honra de ser un “señor profesional”. Si en España se vive mejor porque el currante es Manolito el Chispas que, además, se mete entre pan y pan una tortilla de patatas de esas que hace su santa señora, la Loli, a eso de las once de la mañana y, por si fuera poco, para el tajo al menos hora y media por aquello de la tertulia, cafelito y demás, pues, la verdad, igual hay que cuestionarse el tirar para Australia a criar canguros y conejos de corral.
Es sano tener innovación en la empresa, calidad, talento, conocimiento y hasta un spa, pero mejor nos iría si comenzáramos por conseguir lo más básico: CULTURA EMPRENDEDORA INTERNA, algo que todo el mundo comprende, muchos esperan y, sobre todo, daría sentido a todo lo anterior, amen de generar ahorro y valor.
Hasta ese momento, departamentos como el de Recursos Humanos, podría iniciar la revolución interna cambiando su denominación por una más idónea y oportuna: RECURSOS HUMANOIDES.
Buenas tardes y, sobre todo, buena suerte.

lunes, 11 de junio de 2012

UN FUTURO SIN ELLOS


 Antes de ayer, España se encontraba al borde del Rescate…
Ayer, España conseguía imponer sus deseos en Europa con un préstamo sin condiciones…
Hoy, 11 de junio de 2012, una vez más, España se despierta sobresaltada…
De una forma u otra, deberemos comenzar de nuevo. No es fácil asumirlo, pero no existe otra alternativa…
No existen límites, tan sólo esfuerzo y el compromiso de hacerlo juntos…
No existen atajos, tan sólo la mediocridad de algunos al proponerlos…
Pero sí debe existir memoria…

Memoria que nos recuerde que un hubo un tiempo en que los políticos eran más importantes que los ciudadanos.

Memoria que no nos haga olvidar que existió un momento en el que muchas de las grandes corporaciones financieras de este país estuvieron gobernadas por rufianes carentes de moral.

Memoria que nos recuerde que quienes inauguraban aeropuertos, palacios de congresos, hospitales, residencias, eventos deportivos o un simple parque, lo hacían después de pagar un peaje a costa de nuestro dinero y, en definitiva, de nuestro trabajo y nuestro futuro.

Memoria para no olvidar la dictadura de la mediocridad que tuvimos que sufrir, victimas del engaño continuado sobre el estado de las cosas y nuestro bienestar.

Memoria para recordar a los gobiernos que se sucedieron sin atreverse a encarar la principal de nuestras necesidades de futuro, una educación que garantizase no la perpetuación de sus ideologías particulares, sino el futuro de nuestros hijos como ciudadanos, sujetos activos de un país cada día mejor.

Memoria que no nos haga olvidar que hubo un tiempo en que acogimos a los saqueadores de nuestro futuro, sinvergüenzas desvergonzados que incluso nos daban lecciones de inteligencia y sabiduría.

Hemos vivido tiempos de saqueo y avaricia, cobardía, indiferencia y mediocridad. Ahora, sólo nos queda comenzar de nuevo, una vez más, sin pensar en el pasado, pero conservando la memoria que dicte aquello que no debemos permitir que nos acompañe.

Sin memoria, sólo habrá olvido.

Es hora de la reacción que debe seguir a la indignación. Podemos contribuir de muchas formas. Quizás la primera y más evidente sea expresar nuestro rechazo social a quienes muy probablemente escapen del castigo que merecen por los actos cometidos, tanto de comisión como de omisión. Quizás escapen y puedan disfrutar de aquello que saquearon, pero al menos que reciban nuestro desprecio y rechazo.
El Viajero Accidental ha habilitado un espacio en Twitter - @futurosinellos en el que poder expresar ese rechazo. Es fácil, tan sólo unos minutos, pero es un primer paso que te pedimos que ayudes a dar.

viernes, 8 de junio de 2012

LA DICTADURA DE LA MEDIOCRIDAD


Ayer tuve la oportunidad de compartir en Barcelona una jornada de trabajo con los jóvenes empresarios familiares que participan en Relleu21, una “emprendedora” iniciativa de Ceinsa. El título del módulo era “La Innovación como estrategia de gestión” aunque, como ya anuncié al inicio de mi intervención, íbamos a hablar de todo menos de “innovación”. Y así fue, reflexionamos, experimentamos y hablamos de las Personas, su Inteligencia Estratégica, Creativa, Emocional, su capacidad de generar Valor Interno en momentos de turbulencia y, en definitiva, del Emprendimiento Interno como cultura organizativa de base para cualquier manifestación del cambio, incluida la Innovación.
Tengo que decir que fue un día satisfactorio en su balance final. Los jóvenes sucesores de negocios familiares de toda la vida de Cataluña que allí estaban se implicaron desde el primer momento y el resultado fue una jornada de trabajo intensa y productiva. Pero (siempre hay un “pero” aunque en esta ocasión identificado por los propios participantes) continuaron apareciendo esas debilidades que tan frecuentemente apuntamos y que, de una forma u otra, acaban por incidir negativamente en la generación de valor de un empresa.

·      Excesiva dependencia de las rutinas y tácticas traducidas en procedimientos y protocolos como principal cuando no única línea de acción de la empresa.
·      Baja capacidad de respuesta colectiva a los problemas por ausencia de método y valoración real de su importancia estratégica en la generación de valor.
·      Ausencia de cultura de la oportunidad
·      Inexistencia de cultura corporativa de trabajo en equipos flexibles, multidisciplinares y organizados en estructura en red.
·      Baja valoración del talento corporativo y el conocimiento experimental.
·      Mandos obsesionados por el control y la gestión de las rutinas como única estrategia para el logro de cuentas de resultados cuando menos aceptables.

En definitiva, empresas adictas a la seguridad y la estabilidad que proporcionan los ciclos alcistas, pero apenas preparadas para situaciones de contracción de la demanda más allá de la pura y dura resistencia sustentada en el ahorro, el recorte y la resignación de quien no se siente dueño de sus actos.

Si hay que buscar culpables a semejante desaguisado, el momento no puede ser mejor. Otra cosa no habrá en España, pero candidatos a culpable salen hasta de debajo de las alcantarillas aunque ciertamente se resistan a aceptarlo. En términos generales, los políticos son candidatos seguros por su desprecio a la Educación en este país y su enfermiza obsesión por la manipulación de la misma en beneficio propio. La clase empresarial, en términos generales,  tampoco debiera escabullir el bulto con sus bajas pretensiones de futuro, su obsceno fetichismo por la gestión burocrática y su simpleza provinciana a la hora de percibir el valor de las personas en sus organizaciones. Los grandes banqueros también tienen su parte aunque es difícil reconocérsela con su extraña habilidad para pasar desapercibidos en un país donde se ha hecho y deshecho sólo lo que ellos han querido. Pero, sobre todo, los auténticos culpables han sido los millones de ciudadanos que hemos permitido la degradación constante de algo tan básico y esencial como la Educación. No hablamos del Derecho a la Educación, perversa trampa de políticos del tres al cuarto. Una cosa es el derecho y otra el hecho. Y el hecho es que nuestro sistema educativo, desde la tierna infancia hasta la juventud universitaria es simple y llanamente infame.
Unos y otros hemos conseguido que, pese a la existencia de miles de educadores convencidos y enamorados de su labor, existan cientos de miles de “trabajadores de la enseñanza” que acuden cada día a su trabajo con el encargo de repetir una vez más ese viejo programa que no lo soportaría ni Prim, mal pagados, mal considerados y tremendamente resabiados.
El asunto no es intervenir en un presente difícil de cambiar, sino trabajar por un futuro más que posible de lograr. Pero hablar de futuros a un político español heredero de la Transición es como acudir de cuero sado maso a una plenaria de la Conferencia Episcopal. Simplemente no tiene sentido plantear algo que no va a rendir réditos inmediatos a alguien que vive al día, quizás al mes y se le aprietas al cuatrienio, pero que es incapaz de ver más allá.
Como ven, todo esto ha empezado en una tranquila de mañana de junio en el barrio de Gracia y ha acabado donde acaban últimamente todas las cosas en este país, es decir en la Dictadura de la Mediocridad que han construido los herederos de los timoneles que guiaron eso que llamamos la Transición Democrática.
Pero, saben ustedes, hace tiempo que el señor Herbert Spencer dejó de tener su lugar en mi humilde biblioteca. El darwinismo social es una forma de empirismo ingenuo que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. La existencia de los ricos se justifica con la sana y selectiva competencia natural que desemboca en la supervivencia y triunfo de los más aptos. Pero ni el ingenioso Spencer fue capaz de encontrar una justificación para la posición de preeminencia de los “herederos”, individuos que no han pasado por ese sano proceso de selección ni por asomo.
Hablando en plata, estos políticos que ahora sufrimos son “herederos” y como tales no han demostrado nada, salvo su mediocridad y en algunos casos, una curiosa debilidad por el dinero ajeno, es decir ciudadano. No debemos nada a esta casta de sátrapas modernos. En todo caso, nos los deben prácticamente todo, empezando por explicaciones, continuando por penitencias y terminando con una milagrosa desaparición en la nada.
Al menos, me queda el consuelo de que los herederos con los que ayer tuve el placer de compartir mi jornada, son conscientes de que han tenido un punto de fortuna y oportunidad que ahora deben aprovechar trabajando duro y, sobre todo, emprendiendo.

martes, 5 de junio de 2012

LA INTELIGENCIA DE LAS EMOCIONES




Vivir rindiéndose cada día
Pasar la vida lamentando la oportunidad perdida
Dejar escapar las horas, meses y años
El vacío es tu destino, tu maldición la cobardía

Estas palabras fueron entrelazadas una tarde de mayo en las últimas horas del día, cuando Barcelona se viste oro y grana para recibir a la noche tranquila. Dejamos pasar las horas allá arriba en el turó de la Rovira, esa humilde colina, refugio de recién llegados y  amantes despechados, cementerio del olvido. Habíamos llegado desde la carretera del Carmel, sin apenas saber ni cómo, ni por qué. Dejamos transcurrir las horas entre cigarro y cigarro, risas y sornas. Nos relatamos mil aventuras de niños, jóvenes y casi viejos. Por un momento, fuimos hermanos del recuerdo, la nostalgia y los sueños. Nos conjuramos contra el vacío y la cobardía. ¡Jamás rendición ante la vida! El tiempo es un enano que se crece cada día hasta llegar a ocultarnos la luz del mediodía. Apenas tuvimos oportunidades, más allá del esfuerzo, nuestros sueños y la vida. Nos declaramos almas vecinas, nunca gemelas, eso es una tontería.
Cuando la ciudad se vistió de noche, descendimos a la vida.

Hoy he pensado en ti Pepe, desde otra colina. Aunque hablamos con frecuencia, hoy es tu día.

En recuerdo de Josep Julián, Pepe para los amigos y Pepín para quien escribe. Un hombre que nunca entendió de emociones contenidas.

domingo, 3 de junio de 2012

A LA TERCERA, LA VENCIDA


Mis largos años de Viajero Accidental han acabado por conseguir que me haya convertido en una persona aceptablemente tolerante, flexible, paciente, enemiga de lo absoluto y relativista de lo sublime. Pero también me han permitido descubrir pautas de actuación ante los problemas y la incertidumbre específicas de cada una de las grandes sociedades que han prosperado en este ancho y lejano mundo.
Así, hace tiempo que llegue a la conclusión de que los norteamericanos presentan el modelo que autodenomino IMA o lo que es lo mismo IMAGINA – MARCA – AVANZA. Sueñan, imaginan, marcan la meta y avanzan sin mayor dilación. Acostumbran a cometer errores de percepción, vacíos de previsión y, sobre todo, una ingenuidad sobre la influencia de los contextos colaterales que pasma. Pero, de una forma u otra, acaban por alcanzar el objetivo propuesto. Es un sistema de actuación y toma de decisiones que puede parecer tan elemental como el mecanismo del sonajero, pero ahí están. Asumen el error aunque difícilmente digieren el fracaso. Son conscientes de su baja capacidad de gestión del riesgo, pero a cambio ofrecen el clima adecuado para la aparición del liderazgo.
Al otro lado del océano, los europeos presentan un paradigma radicalmente opuesto que denomino IPDA o lo que es lo mismo IDENTIFICAR – PENSAR – DECIDIR – ACTUAR. Rara vez se sueña, bastante difícil resulta gestionar el presente. Cuando surge el problema y avanza la incertidumbre, identifican exhaustivamente la causalidad, piensan y repiensan las alternativas posibles, activan complejos mecanismos de decisión y, una vez elegido el camino, no se apartarán del mismo bajo ninguna circunstancia. Esta pauta ofrece escaso margen al error por lo que resulta difícil diferenciarlo del fracaso, el emprendimiento es limitado y las condiciones ambientales para el crecimiento del liderazgo son adversas y tan sólo se doblegan cuando las circunstancias lo exigen aunque produciendo lideres atípicos con un fuerte componente individualista y de baja capacidad transcendental. A cambio de todo esto, se ofrece seguridad, convicción y máxima eficacia siempre y cuando los contextos operativos previos se mantengan inalterables.
El paso del tiempo me ha llevado a desconfiar de  negros y blancos, prefiero la síntesis aditiva para combatir la imprevisibilidad de esas situaciones que denominamos problemas y que no son otra cosa que ventanas al futuro. Desconfió del “american way” por su baja tolerancia al dolor que puedan provocar las decisiones basadas en percepciones. Pero igual desconfianza me merece la Vieja Europa, resabiada y temerosa de repetir sus viejos errores.
Cada problema es único e irrepetible. Estas son las condiciones que los hacen excepcionales e impermeables a la certeza de lo vivido y, en consecuencia, conocido. Como mucho, el problema admite un tenue déjà vu que no es otra cosa que la activación de ese viejo mecanismo de defensa intelectual que tenemos los humanos y que denominamos “función analógica” aunque no es menos cierto que esa curiosa paramnesia es el punto de partida para la activación de nuestra Inteligencia Estratégica que puede conducirnos a la solución acertada.
En consecuencia, comparar la actual situación económica, política y social con la Crisis de 1929 y la posterior Gran Depresión, no pasa de ser un ejercicio de paramnesia en busca del placebo reparador. De hecho, si hubiera tal semejanza, hace tiempo que hubiéramos acertado con la terapia adecuada. Sin embargo, la analogía sí puede proporcionarnos pistas de lo qué no debiéramos hacer y, en consecuencia, ayudarnos a encontrar la senda adecuada.
La Vieja Europa, una vez más, ejecuta la conocida pauta IPDA, pero esta vez lo hace de forma más ralentizada con lo que su capacidad de reacción se ve mermada en relación con el tiempo de respuesta soportable. En la década de los treinta del pasado siglo, cada país activó el IPDA con mayor o menor prestancia, pero la falta de coordinación acabó pasando una factura demasiado dolorosa. En la actualidad, el factor de Unión Europea podría hacer pensar en mayores garantías de coordinación y rapidez de ejecución en la ya de por sí parsimoniosa IPDA, pero la realidad ha venido a demostrar que la ausencia de liderazgo propicia las peleas de gallos, así como la validez del “sálvese quien pueda” cuando las llamas llegan a la puerta.
Teóricamente, la Unión se basa en la relación entre iguales. La realidad demuestra que los centros de decisión continúan manteniéndose incólumes en el triángulo Londres – París – Berlín. Pero también pervive el viejo reparto de papeles en ese drama wagneriano que es la Vieja Europa. La Isla continua siendo una Isla, los franceses creen que pueden ser algo aunque no tienen claro qué es ese algo y los alemanes, simplemente continúan siendo alemanes. Pero, una vez más, es a estos últimos a quien les ha tocado dirigir la partitura. Quizás por ser los alumnos más aventajados del IPDA, hasta el punto de convertirlo en auténtica chanza continental desde tiempos  inmemoriales. Pero, de una forma u otra, ellos son la llave y el cerrojo, el papel y la tijera, la esperanza y la crispación.
Guste o no, todos hacemos memoria y llegamos a la conclusión de que esta es la tercera ocasión en que Alemania decide por Europa en los últimos cien años. Las dos primeras decisiones desembocaron en catástrofe y esta lleva camino de poner en duda aquello de “a la tercera, la vencida”. Esa tuerta en el reino de los ciegos que es la canciller alemana recuerda en exceso a Brüning con cierto toques a lo Schleicher combinados con la frustrante inflexibilidad de  Schacht. Pero cuando se coquetea con el abismo, la conclusión puede ser el desastre.
En las dos ocasiones anteriores nos dijeron que hubo vencedores y vencidos. Esta vez, no habrá vencedores, ni vencidos porque todos seremos perdedores. Desde los laboriosos y austeros nórdicos a los ingeniosos británicos, pasando por la racionalidad germana y terminando en la  festiva despreocupación mediterránea, todos seremos perdedores en esa vieja aspiración que llamamos Europa.
Alemania debe pensar que es lo que es gracias a Europa. Por una vez, debe mirar más allá del Rhin como el fundamento de su Realpolitik. Necesitamos  su maestría a la hora de ejecutar el IPDA, pero también su percepción práctica para combinarla con el IMA. Alemania siempre ha crecido cuando ha pensado en Europa. La señora Merkel es la persona menos idónea para afrontar la actual situación por una simple y llana razón: piensa en Europa en términos de Alemania. Una vieja canción cuyo desenlace todos conocemos.

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