martes, 30 de agosto de 2011

AROMAS DEL ESTE


Me encontraba esta mañana escuchando una canción de Script en mi coche, mientras esperaba que uno de los semáforos de la Gran Vía bilbaína se pusiera en verde cuando en esto, para junto a mi una fragoneta de estas que andan gracias a San Anselmo y un tipo con cara de pocos amigos me hace toc- toc en el cristal de la ventana. Aceitunado, mal encarado, grasiento y ojeroso, vamos, un autentico chollo para el spa de mi tía Benita. Bajo parsimonioso el cristal porque, tengo que confesarlo, soy un cabrito en crecimiento y me encanta poner nerviosa a la peña bacaladera. Lo primero que percibo es un farolillo chino, de estos de chop suey treinta y ocho delicias y perro, balanceándose de un lado a otro. Lo segundo, sencillamente indescriptible, una oleada de música chunchunrun, algo así como un mix de cumbia, ballenato y charanga de boda de por allí Los Cárpatos que me deja momentáneamente aturdido, tanto es así que hasta mi IPod se paraliza mientras la señorita del ordenador de a bordo anuncia: yo que tú me las piro vampiro. Pero, no, hago acopio de paciencia y esbozo una de mis mejores sonrisas. ¿Alameda?, brama el ciudadano del este de por allá. ¿Cómo? ¡Alameda! grita el zíngaro empezando a perder la paciencia. ¡Que te largues macho! anuncia la señorita. Alameda de qué, pregunto más inocente que una monja de San Etiquito en una disco de Ibiza ¡yeah!. En esto, asoma una mano desde el fondo de la fragoneta, huesuda y porosa, dotada de uñas y dientes, mugre y restos de una de callos con garbanzos, sosteniendo algo que en su día fue una hoja de papel donde se puede adivinar más que leer un jeroglífico abaturrado mientras se escucha una voz cavernosa, amiga del chinchón de Bucarest y el taco sodomizado: ¡Hamames! Hammamed cae pal otro lado, contesto con esa gracia y donaire que me caracteriza. ¡Almeda de Hamames! ¡Hoztia!, escupe la fragoneta. ¡Ah! ¡Haberlo dicho antes! No tienes remedio, sentencia la señorita. Pues mal vais por aquí…Debierais tirar hasta la plaza y volver de nuevo en la otra dirección… A estas alturas, el semáforo ya está en verde hace un rato y Genaro de Transportes la Veloz Encartada ya está cardiaco aunque la rubia oxigenada del Cayenne amenaza con lanzarme uno de sus manolos blahnik que te cagas por el monedero abajo. ¡Vale! , responde el aceituno altivo. ¡Gracias!, respondo por aquello de educación, urbanidad y modales. ¡Tu puta madre! Ruge de nuevo la fragoneta desde sus profundidades al tiempo que me cae encima una cinta de casete lanzada desde el asiento del copiloto y antes de que pueda reaccionar, el mamut tira de acelerador y volantazo y se marcha en dirección contraria perdiéndose rápidamente en la vorágine del tráfico. ¡Tu puta madre! No, no es el aceituno altivo de quien son estos olivares, sino la maripuri del tanqueto que lleva prisa aunque no me lanza el manolo y me quedo con las ganas de rellenarlo de un Mumm del 78 mientras me baño en la Elíptica a lo Anita Ekberg. Ya casi me dispongo a reanudar la marcha cuando la Veloz Encartada pasa rauda junto a mi, al tiempo que Genaro dice aquello de ¡Tu puta madre! Exhausto de tanta alabanza y loor meto la primera, pero, ¡ah dioses!, me queda una última…La señorita exclama: ¡Tu puta madre!
POSDATA: la casete es un incunable de "Ha nacido una estrella" de la inenarrable Marisol.

domingo, 28 de agosto de 2011

AL FINAL DEL ESTIO


Negar a Dios será la única forma de salvar el mundo…
Friedrich Nietzsche fue uno de mis filósofos de cabecera durante mi juventud, el otro fue Hegel. Siempre me han atraído los extremos como único camino para conocer lo que dista entre ambos puntos. La dialéctica hegeliana lo puede explicar prácticamente todo, mientras que el ingenio caustico de Nietzsche ejerce una atracción difícil de superar.
El hombre tiene religión porque no es un animal, sino un ser pensante…
Estos pasados meses de estío me han confirmado una sospecha que vengo arrastrando desde hace ya algunos años: la resistencia nos acabará conduciendo al caos.
Es una Época de Incertidumbre, pero también son Tiempos de Resistencia aunque nada heroica. Resistencia basada en la negación de la evidencia. Obstinación fundada en el miedo a lo desconocido. Creencia en la inevitable destrucción que supondría alterar el orden humano de las cosas.
La resistencia obstinada carece de liderazgo, se ampara en el anonimato de los ciudadanos abatidos, desorientados y decididamente obcecados en negar todo cuanto ocurra a su alrededor.
Tan anacrónicos han resultado los exaltados laicistas como el hombre del Vaticano y sus seguidores. Ni la negación, ni la oración. La fé en el hombre.
Igual de patéticas se han presentado las ideas de este gobierno que acaba como las de aquellos que llegan.Ni presente, ni pasado. Construir el futuro por muy incierto que se antoje.
Las gentes del Norte se preguntan qué ocurrirá ahora que esos han llegado al poder, pero nada ocurrirá porque nadie quiere cambiar.Los unos y los otros. Sólo Nosotros.
Cuando nos alcance la vida, sólo podrá significar que nuestra inútil resistencia ha cesado.
Hasta entonces, desde aquí continuaré resistiéndome a resistir, abjurando del pasado, buscando el futuro.

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