viernes, 3 de julio de 2009

TARGETS, OPTIONS, FUNDS, PUSH & CHIPS


Hace unos días, rebusque en los estantes de mi biblioteca dos viejos y queridos libros: Principios de Economía Política del inefable David Ricardo y La Riqueza de las Naciones del comunicador Adam Smith. En una lectura rápida confirme lo que ya sospechaba: no hay necesidad de adquirir una de las obras de divulgación de Tim Harford para llegar a comprender qué es esto de la Economía aunque nadie duda de la oportunidad y acierto de este último.
Todo esto viene a cuento de la perplejidad que me invadió al visualizar el formato de balances que Madoff enviaba a sus clientes periodicamente. Clientes que se les supone, no solamente inmensamente ricos, sino también entendidos en cómo llegar a serlo. Los balances en cuestión no tienen desperdicio o, mejor dicho, son un auténtico desperdicio. Anticuados en su formato, descalabrados en su contenido e increíbles (no creíbles) en su conclusión. Sin embargo, durante años, nadie, absolutamente nadie en el paraíso de Palm Beach dijo nada al respecto. La razón es más que evidente: mientras sea rentable el negocio, no quiero saber nada más. En otras palabras, después de tanta Macro y Micro economía, después de tantos sesudos ensayos y estudios, después de tanta complejidad terminológica, al final del camino, nos encontramos de nuevo con los instintos primarios como fuente de toda interpretación.
En su momento, me encanto la candidez de Smith y Ricardo, hasta llegue a pensar en el peso de la ignorancia ante el recurso a lo invisible. Hoy, después de releer a los pioneros, tengo que admitir que sabían más de lo que suponemos, no de economía, sino de los hombres que, al fin y al cabo, son los protagonistas de toda esta historia.

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