jueves, 16 de julio de 2009

DEAD AID - LA AYUDA QUE MATA


La simplicidad es, en muchas ocasiones, signo de inteligencia y comprensión global de un fenómeno. Pero, no siempre se cumple la regla como ha sido el caso de BaracK Obama hace unos días en la cumbre del G-8 y vayan por delante mis simpatías hacia el personaje y mi creencia en sus buenas intenciones. Pero, todo ello, no disculpa la elementalidad de la argumentación utilizada para interpretar la caótica situación de África.
Efectivamente,"no hay ninguna razón para que África no pueda ser eficaz", pero existen unas cuantas para que no pueda ser eficiente que, como ya saben ustedes, parece lo mismo, pero no los es.
Efectivamente, "las naciones pobres tienen la responsabilidad de utilizar la ayuda y asistencia de los países ricos de manera transparente, eficaz y con respeto a la ley". Pero, también es cierto que esos "países ricos" debieran canalizar y administrar esas ayudas con eficacia y eficiencia. Las cifras que deben restarse a las partidas iniciales como "costes de gestión y administración" son simple y llanamente escandalosas. Y, todo ello, antes de que esas partidas lleguen a sus puntos de destino donde les esperan los políticos, burócratas y gentes indígenas varias.
Efectivamente, "los países ricos tienen una obligación moral", pero esta no consiste tan sólo en la donación como penitencia a la omisión. Los "países ricos" son también los países de origen de las grandes corporaciones que quitan y ponen, aprietan y ahogan, mantienen y generan dependencia. Mediar en esa situación no es una obligación, sino una deuda moral.
Los ciudadanos de los "países ricos" han tratado de asumir intuitivamente esa deuda moral en muchas ocasiones, escapando de la burocracia de la democracia. De hecho, estos ciudadanos han protagonizado un movimiento creativo generalizado que ha dado como consecuencia la aparición de una innovación sociocultural de primera magnitud: las ONGs. Estas organizaciones, a las que no hay que restar valor, se han convertido en la morfina moral de Occidente. Ahora todo es más sencillo, tan sólo tienes que dar una orden por teléfono o internert y la transferencia bancaria aplacará nuestras conciencias. Y todo ello, sin compromiso, sin creencias religiosas ni dolor. Todos, ricos riquisimos, burgueses medianos, humildes familias, rojillos, fachotas, estrellas del pop y hasta asociaciones de mercerias pueden "participar" en una misma organización. Sin embargo, estas organizaciones comienzan a presentar los mismos sintomas burocráticos que el Estado y, por si fuera poco, tienen que cargar con el problema del amateurismo y la falta de compromiso vital de muchos de quienes deciden echar una mano.
En fin, el político africano parece ser corrupto por defecto. Pero esa no es la única ni principal causa Mr. Obama de que Kenia no haya progresado de igual forma que Corea del Sur. Como decía, la simpleza es signo de comprensión global, pero en este caso parece más bien recurso pedagógico fuera de contexto.
África tiene grandes posibilidades, siempre las ha tenido. La pregunta es ¿por qué siempre las hemos abortado?
Hasta que encontremos la respuesta, les recomiendo una lectura reveladora: DEAD AID (LA AYUDA QUE MATA) de la economista africana Dambisa Moyo.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...