viernes, 26 de diciembre de 2008

EL FIN DE LOS DÍAS


Para muchos, casi todos, esta crisis ha supuesto el Fin de los Días aunque, como en todo, hay grados y variedad de percepciones.
Para unos ha resultado ser el fin de los días en los que todo era licito, hasta sus chanchullos y quehaceres fraudulentos que parecían tener visos de legalidad en una economía global auto gestionada.
Para otros ha resultado el fin de los días de esperanza en tierras lejanas, indiferentes a sus vidas, pero que permitían olvidar en la distancia tanta miseria y humillación.
Hay quienes se niegan a admitir la llegada del fin de los días en que se sintieron parte de una minoría afortunada, desenfadada y elegante a su manera, histriónica y desparramada en sus exhibiciones de riqueza.
Los hay y muchos que el fin de los días han supuesto drama personal y familiar, días de miedo al día siguiente. Gentes cuyo único pecado ha sido ser normales en un mundo de prodigios y milagros.
Y los hay que quedarán marcados de por vida por el fin de los días porque con ellos acaban unos años de despreocupación y desprecio al status quo de sus progenitores. Gentes de joven edad que trabajaban para vivir la vida, pura vida que dirían los ticos. Ausentes de responsabilidad, excesivos en sus formas y maneras, encumbrados al protagonismo de lo cutre. Ellos son quienes, de la noche a la mañana, se ven realojados en una nueva realidad, más cruda y cierta que los reality shows que resultaban ser sus espejos de cenicienta analfabeta.
Es el Fin de los Días

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz Navidad Montero aunque estas pegando por todos los palos.
Juan P.

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