martes, 23 de septiembre de 2008

QUÍ LO SÁ


El mundo ha cambiado y nosotros debemos cambiar con él

Esta es la lapidaria sentencia con la que Jeanmarie McFadden anunció ayer el fin de Morgan Stanley & Goldman Sachs como banca de inversión y su voluntad de reconvertirse al negocio comercial.

Que el mundo ha cambiado no es un gran descubrimiento, de hecho lo hace todos los días, a cada segundo. Es lo que llamamos progreso, evolución, innovación o revolución, según quién utilice el término y el sentido con que lo haga.

Stanley Morgan no ha decidido cambiar y menos aun innovar – se de la misma forma que un consultor en paro desde hace dos años decide probar en el sector de la hostelería como camarero. Es la actitud del apaga fuegos, cambia por obligación, ni tan siquiera por necesidad y menos aun por convicción. Pero cuando organizaciones de la dimensión de Lehman Brothers, AIG o la propia Morgan Stanley se ven obligadas a reconvertirse o incluso desaparecer, es evidente que un cambio, un Gran Cambio ha llegado.

El Gran Cambio tampoco es nada nuevo, venía anunciándose desde hace casi dos décadas. No hemos sido capaces de asimilarlo progresivamente porque así es como ocurren estas cosas. De hecho, no conseguimos percibir el fenómeno por nuestra falta de perspectiva histórica, pero estamos empezando a subir la ola, después de dos décadas de descenso al seno de la anterior. Tan sólo faltaba el crack financiero porque este es el cuore del modelo a cambiar. Un modelo que nació hace ya siglos de forma incipiente en la Vieja Europa, fue conceptualizado definitivamente en las frías tierras de Escocia, evolucionó de forma natural como el resto de las especies, trato de imponerse como solución universal en todo el planeta dejando un reguero de miseria y violencia y erróneamente pensó en su carácter eterno tras la caída del Muro.

¿Cómo será el nuevo modelo?

Quí lo sá que diría mi viejo amigo Gio. Es el futuro y ya está aquí aunque no seamos capaces de percibirlo.

Podemos expresar deseos y sueños. Podemos desear que sea un modelo más humano, más inteligente y más justo. Pero, en cualquier caso, también será un modelo plagado de sinvergüenzas, oportunistas y corruptos. Si no fuera así, no sería humano con toda la bondad y maldad que esta afirmación encierra.

Pero los deseos y los sueños están íntimamente ligados a la fortuna y esta, además de buscarla, hay que construirla.

Buenos días y buena suerte.

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